La banda furor de los 80 demostró en un escenario nacional que aquello no era sólo un colorido maquillaje. Radiografía de otro curioso fenómeno retro y el repaso de un histórico show
Ante un estadio River Plate lleno de fanáticos de todas las edades, los miembros de Kiss dieron cátedra musical y de lo que debe ser un espectáculo de nivel internacional.Con Gene Simmons y Paul Stanley a la cabeza, la legendaria banda estadounidense presentó su "Kiss Alive 35 Tour 2009", un espectáculo en el cual no faltaron la sangre, los fuegos artificiales y el contacto estrecho con la gente. Luego de las presentaciones de Massacre en primer lugar, Molotov en segundo (grupo que fue muy bien recibido por todos), la sencilla aunque bien recibida performance de Los Ratones Paranoicos y del penoso desempeño de Las Pelotas, hizo su aparición en medio de una gran ovación la banda extranjera para brindar, por dos horas y media, un show impecable plagado de los temas que componen la reciente placa "Kiss Alive" y de los éxitos más clásicos del cuarteto.Secundados por el guitarrista Tommy Thayer y el baterista Eric Singer, Simmons y Stanley dieron a sus seguidores el gusto de aparecer con las caras pintadas como cuando, en la década del 70, irrumpieron en la escena musical internacional para cambiarla irremediablemente. Y confirmaron el virtuosismo interpretativo que los hizo famosos así como los guiños constantes que tuvieron hacia el público. Tenían mucha música para dar y así se lo hizo saber Stanley al público, luego de expresar en castellano "Gracias Buenos Aires. Argentina, esta noche es la noche. No hablo mucho español, pero comprendo su sentimiento y mi corazón es suyo". Así, entre frases desde arriba del escenario y ovaciones constantes por parte de los espectadores, transcurrió la noche de cierre del festival Quilmes Rock, inolvidable para las 54 mil almas que nos reunimos allí y brindamos tributo a una banda que, pese al paso del tiempo, está más vigente que nunca. La emoción fue especial para los argentinos que llevamos años esperando el reencuentro con los ídolos, pero también por parte de Kiss. "Buenos Aires, Argentina, Kiss love you. Cada vez que venimos es mejor y mejor. Los queremos", expresó el cantante con alegría. No faltaron los clásicos de la agrupación como "Rock and Roll all Nite" y "I Was made for Loving You", así como nuevos clásicos del estilo de "Call Gene", "Paraside" y "Heaven and Hell". Y también los guiños para los fans, como Simmons sacando constantemente la súper lengua que tiene o en el momento en que apareció para hacer su solo de bajo con cara muy seria, hasta que comenzó a abrir la boca para permitir que saliera de ella un río de color rojo encendido. O cuando Paul Stanley anunció que, aunque era muy bueno estar arriba del escenario, toda la noche había estado pensando en que era mejor estar con los hermanos y hermanas del público (la Kiss Army Argentina). Y así se subió a un arnés para cantar y tocar la guitarra desde la torre de control del sonido, en el centro del estadio. Y cuando, en diferentes canciones y durante el cierre, los fuegos artificiales y las explosiones fueron increscendo hasta completar un fin de fiesta espectacular, mientras los músicos se retiraban ovacionados. En el campo, una multitud se iba feliz, desde cuarentones con sus hijos (algunos muy pequeños) hasta adolescentes y jóvenes, en su mayoría hombres, que respetaron a rajatabla la consigna de la noche: si no alcanzaba el dinero para comprar la remera oficial del concierto con la imagen del cuarteto (por sesenta pesos), había que ir con la remera vieja de Kiss o de cualquier otro grupo metálico, incluidos Iron Maden, Metallica, O'Connor, Whitesnake o AC/DC entre otras. La espera fue larga pero valió la pena pues todos saliemos felices y emocionados del estadio.
Ante un estadio River Plate lleno de fanáticos de todas las edades, los miembros de Kiss dieron cátedra musical y de lo que debe ser un espectáculo de nivel internacional.Con Gene Simmons y Paul Stanley a la cabeza, la legendaria banda estadounidense presentó su "Kiss Alive 35 Tour 2009", un espectáculo en el cual no faltaron la sangre, los fuegos artificiales y el contacto estrecho con la gente. Luego de las presentaciones de Massacre en primer lugar, Molotov en segundo (grupo que fue muy bien recibido por todos), la sencilla aunque bien recibida performance de Los Ratones Paranoicos y del penoso desempeño de Las Pelotas, hizo su aparición en medio de una gran ovación la banda extranjera para brindar, por dos horas y media, un show impecable plagado de los temas que componen la reciente placa "Kiss Alive" y de los éxitos más clásicos del cuarteto.Secundados por el guitarrista Tommy Thayer y el baterista Eric Singer, Simmons y Stanley dieron a sus seguidores el gusto de aparecer con las caras pintadas como cuando, en la década del 70, irrumpieron en la escena musical internacional para cambiarla irremediablemente. Y confirmaron el virtuosismo interpretativo que los hizo famosos así como los guiños constantes que tuvieron hacia el público. Tenían mucha música para dar y así se lo hizo saber Stanley al público, luego de expresar en castellano "Gracias Buenos Aires. Argentina, esta noche es la noche. No hablo mucho español, pero comprendo su sentimiento y mi corazón es suyo". Así, entre frases desde arriba del escenario y ovaciones constantes por parte de los espectadores, transcurrió la noche de cierre del festival Quilmes Rock, inolvidable para las 54 mil almas que nos reunimos allí y brindamos tributo a una banda que, pese al paso del tiempo, está más vigente que nunca. La emoción fue especial para los argentinos que llevamos años esperando el reencuentro con los ídolos, pero también por parte de Kiss. "Buenos Aires, Argentina, Kiss love you. Cada vez que venimos es mejor y mejor. Los queremos", expresó el cantante con alegría. No faltaron los clásicos de la agrupación como "Rock and Roll all Nite" y "I Was made for Loving You", así como nuevos clásicos del estilo de "Call Gene", "Paraside" y "Heaven and Hell". Y también los guiños para los fans, como Simmons sacando constantemente la súper lengua que tiene o en el momento en que apareció para hacer su solo de bajo con cara muy seria, hasta que comenzó a abrir la boca para permitir que saliera de ella un río de color rojo encendido. O cuando Paul Stanley anunció que, aunque era muy bueno estar arriba del escenario, toda la noche había estado pensando en que era mejor estar con los hermanos y hermanas del público (la Kiss Army Argentina). Y así se subió a un arnés para cantar y tocar la guitarra desde la torre de control del sonido, en el centro del estadio. Y cuando, en diferentes canciones y durante el cierre, los fuegos artificiales y las explosiones fueron increscendo hasta completar un fin de fiesta espectacular, mientras los músicos se retiraban ovacionados. En el campo, una multitud se iba feliz, desde cuarentones con sus hijos (algunos muy pequeños) hasta adolescentes y jóvenes, en su mayoría hombres, que respetaron a rajatabla la consigna de la noche: si no alcanzaba el dinero para comprar la remera oficial del concierto con la imagen del cuarteto (por sesenta pesos), había que ir con la remera vieja de Kiss o de cualquier otro grupo metálico, incluidos Iron Maden, Metallica, O'Connor, Whitesnake o AC/DC entre otras. La espera fue larga pero valió la pena pues todos saliemos felices y emocionados del estadio.
GRACIAS KISS
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